viernes, 29 de junio de 2012

MÁS INFORMACIÓN, MENOS CONOCIMIENTO

Despertar en la realidad que vivimos, por la falta de lectura y  la nueva  era de la  tecnología, es alarmante, porque hemos ido perdiendo el gusto por la literatura, asiéndonos seres intercomunicados.


En su artículo “Piedra de Toque” y “Dinosaurios en tiempos difíciles”, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, nos describe con acento realista y humano, lo que viene sucediendo en las todas las personas frente a la información.

En su discurso de agradecimiento en el “Premio de la Paz”, nos dice que él es un dinosaurio con pantalones y corbata, en un mundo en el que lascomputadoras y la realidad virtual han hecho creer a muchos -demasiados- que la literatura ya no sirve para nada.Esta es una frase que representa a la mayoría de los seres humanos que utiliza 15% de su tiempo en obtener una buena información y el 85% perdiéndose en las redes sociales, picoteando información y a su vez guardándolo en la memoria de su computadora, USB, o cualquier otro tipo de memoria menos la de él.

Tal vez no estamos preparados para esta nueva era tecnológica de información, porque aún no sabemos establecer una barrera ante una situación de privilegios como es la información.

Más información menos memoria, irresponsable y a menudo idiota son las consecuencias de lo que nosotros seleccionamos para informarnos. Esto lo vemos reflejado a las escasas respuestas a interrogantes y como nos enfrentamos hacia ellas, “según los libros que escojas y como reflexiones ante ello, será tu defensa hacia el presente y futuro”.

 La literatura no sigue asumiendo la misma función como antes, se ha venido perdiendo el análisis, el desarrollo de la imaginación, entre otros. Nuestra memoria se vuelve en un conjunto nulo, donde encontrar respuestas acertadas, precisas, claras es imposible.

La elección  debe enriquecerse al lado del sentido común haciendo valer nuestros ideales,  y valoración para darnos cuenta si en verdad esta información nos va a valer tanto en lo personal, intelectual y profesionalmente.

También hay que recordar que tanto la televisión y, luego, el cine, son los medios más controlados por los poderes, aún en los países más abiertos. 

1 comentario:

  1. Se dice que la Web contribuyó a las posibilidades de comunicación, por ende también a la comunicación de la información y, por lo tanto, a la comunicación de conocimiento, es decir, en definitiva, de la educación, de la cultura, etcétera, etcétera, etcétera. Pero amigos de la informática: ¿Cuál es la certeza, si es que hay modo de verificarlo, que, habiendo recorrido de nodo a nodo las infinitas fuentes de información y, habiendo encontrado una documentación exacta referida a nuestra búsqueda, hayamos aprendido algo verdaderamente? Ustedes dirán: sí, se aprende de una manera veloz y cada vez más autosuficiente. En un futuro, como lo ha premonitado la ciencia-ficción, el trabajo duro será para las máquinas, ya no habrá que esforzarse y el conocimiento será ampliamente generalizado y global. Y tienen razón, quizás haya un conocimiento, pero para mí, así, jamás un aprendizaje. Aprender es más que conocer, aprender no solamente es absorber contenidos, se trata aquí de nuestro futuro como personas capaces de forjarse una identidad, un carácter que no se traman en lo virtual. La Internet, no puedo dudarlo, tiene sus beneficios, pero el aprendizaje, señores, es en lo profundo y en lo personal. Una cultura virtual no respeta identidades, las personas se relacionan no con un autor, con un libro, sino con una enciclopedia. El trato es tan amplio como poco comprometido. Y una educación sin profundidad y sin compromiso raya en el ocaso. Sin embargo, yo, Javier Santos Rodríguez, estoy lejos de tener una verdad acerca de este asunto. Realmente estamos parados en un momento de transición para mí, entre dos edades históricas, y eso no nos da permiso para elaborar una conclusión verdadera. Otros más hábiles sabrán refutar todo lo dicho anteriormente y tendrán sus razones. Por eso, creo que existe en mí un cuestionamiento que va más allá de la disyuntiva y que determina como necesarias las dos posiciones. Veo la cultura como un barco de vela en alta mar. Me parece sinceramente que no habría avance cultural sino por el viento que adviene lo nuevo, lo moderno, la tecnología y la informática. Pero, pero, para que un barco cultural avance es necesario su vela, es decir la resistencia a ese viento, que si no fuera por la vela, sería puro vértigo y habría quizás un riesgo que no significaría cambio, sino algo peor, degradación de la cultura. Creo, y en eso estoy muy seguro, que los cambios son moralmente buenos pero que tienen que ser paulatinos y suaves. Aun así, percibo necesario el viento, el vértigo contenido en diálogo con la vela. Tampoco se avanza sin viento.

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