Despertar en la realidad que vivimos, por la falta de lectura y la nueva era de la tecnología, es alarmante, porque hemos ido
perdiendo el gusto por la literatura, asiéndonos seres intercomunicados.

En su artículo “Piedra de Toque” y “Dinosaurios en tiempos difíciles”, el
escritor peruano Mario Vargas Llosa, nos describe con acento realista y humano,
lo que viene sucediendo en las todas las personas frente a la información.
En su discurso de agradecimiento en el “Premio de la Paz”, nos dice que él es un dinosaurio con pantalones y corbata, en un mundo en el que lascomputadoras y la realidad virtual han hecho creer a muchos -demasiados- que la
literatura ya no sirve para nada.Esta es una
frase que representa a la mayoría de los seres humanos que utiliza 15% de su
tiempo en obtener una buena información y el 85% perdiéndose en las redes
sociales, picoteando información y a su vez guardándolo en la memoria de su computadora,
USB, o cualquier otro tipo de memoria menos la de él.
Tal vez no estamos preparados para esta nueva era tecnológica de
información, porque aún no sabemos establecer una barrera ante una situación de
privilegios como es la información.
Más información menos memoria, irresponsable y a menudo idiota son las consecuencias de lo que nosotros seleccionamos para
informarnos. Esto lo vemos
reflejado a las escasas respuestas a interrogantes y como nos enfrentamos hacia
ellas, “según los libros que escojas y como reflexiones ante ello, será tu
defensa hacia el presente y futuro”.
La literatura no sigue asumiendo la misma función como antes, se ha venido perdiendo el análisis, el desarrollo de la imaginación,
entre otros. Nuestra memoria se vuelve en un conjunto nulo, donde encontrar
respuestas acertadas, precisas, claras es imposible.
La elección debe enriquecerse al
lado del sentido común haciendo valer nuestros ideales, y valoración para darnos cuenta si en verdad
esta información nos va a valer tanto en lo personal, intelectual y profesionalmente.
También hay que recordar que tanto la televisión y, luego, el cine, son los
medios más controlados por los poderes, aún en los países más abiertos.